Si todos cuando nos hacemos cargos de la presidencia llenos de ilusión, tenemos un deseo y es el de ser recordados por algún acontecimiento digno de mención, la época en la que le tocó regir esta sociedad a Gustavo Pérez será recordada por ser aquella en la que con valentía se afrontó la decisión del cambio de local de la sede de Peña Sevillista, del establecimiento que vio la luz allá por 1983 al nuevo, amplio, coqueto y funcional, en el que actualmente nos encontramos.
El tiempo confirmó a todos lo acertado de la decisión. También experimentó un gran número de altas que enriquecieron el cuerpo social de la entidad, merced a la decisión tomada el 12 de noviembre de 1993 en virtud de la cual se eximía a personas de edad, pensionistas y minusválidos del pago de la cuota de inscripción, obligatoria hasta entonces.