El pasado 3 de febrero pudimos disfrutar con el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey, entre el Sevilla Fútbol Club y el Getafe Fútbol Club. El partido tuvo dos partes bien diferenciadas, la primera de ella fue del Getafe, al menos hasta el minuto 36 cuando el mister Manolo Jiménez, con buen criterio realizó el cambio que dió un giro radical al encuentro. Romaric por Negredo, a partir de ahí el centro del campo controló y empezaron a llegar balones arriba, las bandas, funcionaban que hasta ese momento estaban anuladas y al filo del final del primer tiempo la genialidad de Luisfa, que permanecía colgado en el cielo cuando los demás caían como un castillo de naipes, colocó un balón en la escuadra derecha, imposible para Ustari. El segundo fue íntegro del Sevilla y volvió la genialidad esta vez del «duende» que con la fortuna de los grandes se coló en la portería y da una tranquilidad que si no es absoluta, sí ofrece las garantías de poder disfrutar otra Final de copa en un solo trienio.