Pregón pronunciado por Monchi en la Peña Sevillista de Ubrique.

¡»Mu» buenas noches tengan todos ustedes, Ubriqueños, gaditanos, sevillistas todos!
Cuando hace un mes y medio recibí la llamada de mi amigo Jesús Reina anunciándome la intención de la directiva de esta Peña amiga de que pregonara en versión rojiblanca de Nervión la llegada del Carnaval a tierras ubriqueñas, estuve tentado varias veces de rechazar tamaño honor por lo grande de la empresa para un novato en estos menesteres, pero a la vez algo en mi interior ( ese algo chirigotero que existe dentro de mi desde que mis padres me engendraron) me animaba a aceptar el envite, liarme la manta a la cabeza e intentar sacar adelante el examen. Tras esa lucha interna, aquí estoy hoy, fiel a la cita con el sevillismo de Ubrique, como si estuviera en mi casa, pero eso si con los mismos nervios que el debutante que se enfunda por primera vez la camiseta blanca en nuestro Estadio de Nervión, o como el matador que toma la alternativa en la Maestranza un domingo de Resurrección compartiendo cartel con Curro y Morante ( que penan que sean béticos).
Si, aquí estoy con mis recuerdos y mi palabra, mi pasado y mi presente como únicos compañeros de viaje, para intentar que durante unos minutos nos impregnemos todos los presentes de Carnaval y de Sevillismo a partes iguales.
Mi primera intención era presentarme y así, robarles unas líneas al Pregón, que como comprenderéis y por mi inexperiencia en estas lides a estas altura del acto me sobran unas cuantas, pero creo que la mayoría de los que estáis aquí hoy, ya me conocéis, así que mejor ahorrarnos las presentaciones, afrontar con entereza el “partido”, jugar al ataque y comenzar a pregonar vuestro carnaval rojiblanco. No se si será mucho barco para tan poco Capitán, pero intentaré responder a la confianza que cuando decidisteis mi nominación depositasteis en mi ¡Que Dios reparta suerte! Y vuestra patrona, Nuestra Señora de Los Remedios me ampare.
Comenzaré, y como no podía ser de otro modo, empezaré dando las gracias a la Junta directiva de nuestra querida peña por haberme dado la posibilidad de estar aquí hoy con vosotros sintiéndome un ubriqueño más y haciéndome participe de vuestro día grande y no sólo participe sino primera espada de esta Corrida, artista principal de vuestra Fiesta, reinando durante unos instantes en vuestro Reino serrano, pero sobretodo dejándo que me impregne hasta quedar extasiado de carnaval y de sevillismo emborrachándome de mis dos grandes pasiones, mi SEVILLA, ¿Hay algo más grande en el mundo que ser sevillista? Y el CARNAVAL. ¡ Bendita locura la que cada Febrero nubla mi mente!
Y debo decir que este quinto Pregón, va a tener que esforzarse para poder estar a la altura de los anteriores porque Jesús, Vicente, Luis Miguel y “ el Pepete”, aquellos que me antecedieron en tamaño honor, pusieron el listón muy alto ¡Cuánto arte y cariño repartisteis en vuestros pregones! ¡Que fácil es decir las cosas cuando se dicen desde el amor y el cariño hacia algo! Me alegro por vosotros, pero me da pena por mi, porque por mil días que aquí estuviera nunca podré trasmitir lo que siento con la pasión y vehemencia que vosotros pusisteis en vuestra alocución, lo único que os pido es que me permitáis desde esta privilegiada posición en la que esta noche me encuentro os brinde un pequeño homenaje, pidiendo a todos los presentes un aplauso lleno de agradecimiento hacia vosotros, santo y seña del Carnaval de Ubrique. Hablemos de Carnaval, de este Carnaval que yo mamé desde pequeño, allí donde nací en La Pastora, barrio carnavalero de mi querido pueblo San Fernando, La Isla de León, y fruto de la osadía que esta noche impera en mi interior dejarme dedicar unos pocos versosm a nuestras dos poblaciones hermanas.
Tú, Ubrique, pueblo blanco de cal serrano y moro El, San Fernando, blanco también aunque de sal marinero y romano Hijos los dos de una misma madre A uno lo tuvo al pie de una montaña Al otro lo dio a luz a la verita del mar.
Mis primeros recuerdos carnavaleros son de mi madre cosiendo el disfraz que iba a lucir el Domingo de Carnaval con sus amigos en la Plaza, y yo llorando porque mi presencia en esa chirigota familiar estaba vedada por cuestiones de edad, pero prometiéndome a mi mismo que para el año que viene ya iba a ser grande. También de esos primeros años me vienen sonidos de una radio, una radio vieja de mi abuela, alrededor de la cual nos juntábamos con el lindo pretexto de escuchar unos tangos añejos del recién creado Coro de la Peña de Los Dedocratas, ¡Que tango el de Los Liberales! algún pasodoble bien cantado y mejor escrito de Pedro Romero ¡ Pregones y Navegantes Gaditanos ¡Ahí va eso! y Antoñito Martín ¡ Angeles y Demonios y Charlatanes de feria, tampoco se quedan atrás; los cuplés picantes de Juan Ponce, ¡quién no se acuerda de aquellos Monos Sinvergüenzas¡ y de mi paisano Juan Rivero, con los niños probetas, inventores del ¡ Que bonito, que bonito…y la antológica Los pollitos de mi Compare; y alguna que otra parodia del Masa y del Peña en cuartetos tan afamados como Grandes Relatos y la Boda del Siglo.
Con esos ingredientes se fue cocinando en mi interior una pasión, que luego fue devoción, por el Carnaval, ya no había Febrero en el que no me disfrazara y acudiera a los ensayos de las agrupaciones, ya no había cassette de Carnaval que tras ardua lucha con mi Padre no pasará formar parte de mi incipiente audioteca del Carnaval, ya no había letra que no me aprendiera para después cantar con mis amigos en cualquier esquina, retándonos una a otro para ver quién se sabía mas letrillas de Carnaval, para así impresionar a las niñas del barrio. Así, el Carnaval se introdujo dentro de mi, como un veneno,¡bendito veneno!, que se fue apoderando de mi ser, comiéndome por dentro, hasta el punto que todo el año pasó a ser Febrero, y sea cual fuera la época del año el Carnaval permanecía vivo en cualquier ámbito de mi vida. Y cuanto mas lo vivía y más me introducía en él, mas loco me volvía por él ¿ Que tienes Febrero, que cuanto más te conozco más te quiero? ¿Por qué quién te disfruta una vez, ya no te olvida en toda la vida?
Ya más mayor cuando el fútbol paso de ser un hobby a ser mi profesión, primero en el equipo de mi pueblo, el C.D. San Fernando, y luego en nuestro Sevilla F.C., la afición a esta bendita droga que es el Carnaval, y a pesar de la distancia, no sólo no disminuyó sino que se acrecentó, convirtiéndose en un reto, a veces en una obsesión, el no faltar, cada vez que Febrero asomaba por el calendario, y los cuplés y pasodobles ocupaban el sitio de los villancicos, a mi cita con el Falla, con los carruseles de Coros, o con los concursos en los tablaos, en definitiva a mi cita con Don Carnal.
Y aunque me imagino que todos los que esta noche nos acompañan saben lo que significa y es el Carnaval, por si hay algún despistado decirle que esta fiesta pagana, llamada Carnaval, se identifica con el momento donde la libertad es llevada a su máxima expresión ( no confundir libertad con libertinaje), donde el pueblo repasa con sintaxis extrema todo lo ocurrido durante el año, convirtiéndose en periodista infalible en busca de la noticia, momento en el que la luz y el taquibrafo adquieren verdadero protagonismo, sin cortapisas ni censuras, por eso se relaciona a Cádiz, con la cuna de la libertad y de los derechos sociales. Pero a la vez, el Carnaval es una fiesta anticlasista, es decir que no distingue clases sociales, se disfraza el pudiente y el no pudiente, canta el rico y canta el pobre, disfruta el acomodado y el pobre, en Carnaval todos somos iguales y todos nos mezclamos, convirtiendo la calle en la casa de todos. Eso y mucho más es el Carnaval, todo lo que uno pueda pensar cabe en el Carnaval, pues por ello en su raiz más clásica representa el triunfo de la carne sobre lo etéreo, la victoria de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
Pero estando donde estamos no puedo dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas palabras a lo que nos une todo el año, el amor a uno colores y a un escudo. Permitirme que durante unos cuanto renglones el fútbol le quite protagonismo al Carnaval y os diga lo inmensamente afortunado que me siento de compartir con vosotros esta otra pasión, esta otra devoción, este otro sentimiento, el sevillismo, una religión, una manera de ser, una filosofía de vida, porque ser del Madrid o del Barcelona es cualquiera, lo bonito es ser rebelde, y revelarse contra las normas, cambiar el paso, eso es ser sevillista, amar unos colores por encima de campeonatos y trofeos, por encima de palmares mas o menos adulterados, por encima de regímenes talibanes fieles a la voz de un amo. Nosotros somos historias individuales de amor a unos colores, cada una con un principio, pero todas con un mismo final, el Club de Nervión, y todas juntas, cada una de esas historias, suman ya casi 100 años. Trasmitir ese cariño a vuestros hijos para que esta tradición palangana perdure con el paso del tiempo y que en esta peña la llama rojiblanca siga tan viva como hasta ahora, a pesar de los kilómetros y los desengaños.
Bueno cerrado el paréntesis futbolero retomemos el discurso carnavalero para permitirme que desde el papel que hoy habéis querido que represente, dé mi más sincera enhorabuena a todos los que desde esta querida peña hacéis cada año posible que el fuego del Carnaval de Ubrique siga vivo con más fuerza año tras año, que el actual supere al anterior pero sea superado por el siguiente, y es que con entidades como la vuestra y con gente como vosotros cualquier sueño se puede hacer realidad, y cualquier cosa que os propongáis saldrá adelante. Yo puedo decir sin rubor ninguno que no conocía sobre el terreno este Carnaval, sabía lo que mis amigos Jesús y Juan Manuel me habían contado, lo que había leído para prepararme este Pregón, pero puedo deciros sin temor a equivocarme que la ilusión y el sentir carnavalero que veo hoy aquí me esta contagiando, y estoy pensando que a partir de este año, y para años venideros mi presencia en vuestra fiesta se va a convertir en obligación, y tendré que buscar una excusa para serle infiel, aunque sólo sea por un día a Cádiz, y , se que ella lo comprenderá, y no le importará que para ese día me empadrone en vuestro pueblo, para sentirme como un habitante más de este bello pueblo y me mezcle con vosotros en vuestras calles y en vuestros rincones.
Y cuando este sucedáneo de Pregón esta enfilando su recta final dejarme que os pida perdón, porque estoy seguro que os hubiera gustado que esta atrevida alocución hubiese estado bañado de anécdotas carnavaleras locales y que como en años anteriores lo hubiera dado alguien nacido al cobijo de vuestro pueblo, y que os hubiera hablado de vuestras cosas, pero me ha tocado a mí, y esta noche aquí no se ha hablado ni del Obispo, ni del Pepin el de las cuatro esquinas, ni de Mario, ni de las buenas chirigotas que ha sacado el Sioro, ni de las papas aliñas de esta peña, ni de la mejilloná de la Barriada Andalucía, ni de la morcillá del Bar Higueral…etc, en definitiva, de todos esos personajes que con su trabajo y dedicación han hecho grande vuestro Carnaval, pero creo que de haberme atrevido a hablar de algo que no conozco os hubiera traicionado, porque ¿Cómo osar a colarme sin haber sido invitado en algo que es vuestro y solo vuestro? En algo que vosotros habéis ido criando, en algo que sólo vosotros habéis visto crecer, con vuestras anécdotas, con vuestras coplillas, con vuestros festejos…¿Quién mejor que ustedes para contar los interiores y entresijos de vuestro Carnaval? Por tanto no he querido colarme de rondón y traicionar a quienes depositaron en mi, la confianza de abrir esta Fiesta Popular y así, lo único que he intentado en estas atrevidas y osadas letras, escritas con mucho corazón y poca cabeza, es, haceros participe de lo que el Carnaval supone para este humilde servidor de la causa rojiblanca. Compartir con vosotros mis vivencias y recuerdos carnavaleros, mi sentir sevillista, mi pasión rojiblanca, mi locura chirigotera, lo que es mío y de lo que además, presumo con orgullo, lo que mamé de mis padres y lo que ahora quiero que María y Ale, mi gordo y mi gorda, mis hijos, mis más preciados trofeos también mamen. No os aburro más, que mis palabras dejen paso a las coplillas de las chirigotas y de las comparsas. Os dejo que disfrutéis en vuestros rincones, en esos que vosotros conocéis mejor que nadie, que disfrutéis de vuestro Carnaval, que nada, ni nadie os lo impida. Gozar de ese Carnaval, el que es para vosotros el mejor Carnaval del mundo, y repudiar a quién os quiera hacer cambiar de opinión, defender con orgullo lo vuestro e intentar que esta bonita tradición perdure de generación en generación y que Ubrique y el Carnaval vivan un noviazgo eterno.
¡Viva la Peña sevillista de Ubrique.!
¡Viva el Sevilla F.C.!
¡Y viva el Carnaval de Ubrique!.

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