La tarde del miércoles, nos arrebató el destino un trozo del alma, ya no seremos igual de emprendedores, igual de animosos, igual de audaces; pensaremos y dudaremos de nuestras posibilidades, siempre lo tenías pensado, calculado, atado; ahora nos queda una tarea grande: hacernos mayores, crecer sin los recursos, tan solo de tu atrevimiento, los cuales exponías con demostraciones claras y empíricas, las dificultades las soterrabas con la habilidad de un mago. No pretendo animar desde aquí, pues me está costando mucho superar este trance, pero mis palabras quieren confortar a María -tu madre- y a Pepa, que buenos momentos hemos pasado juntos; eso precisamente nos debe servir para superar estos momentos difíciles. Sara, ayuda a tu madre, que lo va a necesitar, aplícate y compórtate, como la mujer que ya eres. A ti, Juan Gabriel, tú sabes las ilusiones que tenía tu padre depositadas en ti, ahora que él no está, deberá servirte para redoblar tus esfuerzos y conseguir, para ti, pero como ofrecimiento filial, todos los objetivos que seguro conseguirás, facultades tienes, solo te animo para que llegues no más que donde su pensamiento estaba; día a día deberás crecer por ti mismo, pero siempre pensando en él, esto te animará en momentos de dificultad. Amigo, el destino me rompió el alma, pero tú, como el mito del Ave Fénix, resurgirás de esas cenizas en que te has convertido, para impregnarnos de ese espíritu que perdimos el maldito 24 de enero. Ahora nos queda: «Caminar, con pena durante horas, tragando mucho aire envilecido y doliente al mismo tiempo. Caminar con rumbo ciego. Caminar y caminar durante horas enteras, con una pena de médula y de osamenta. Dar miles de pasos tristes en el paseo, caminar por inercia, caminar en círculos, caminar en línea recta, Volver sobre los pasos». Juan Manuel Román García A la familia Domínguez Quintana Nuestra vida pasa efímera, pero son nuestros actos los que nos hace eternos en los corazones de los que amamos Querida Pepi e hijos: En primer lugar, quiero haceros llegar en nombre propio, de la Junta Directiva y de todos los socios y socias de la Peña Sevillista de Ubrique nuestro más sincero pésame por la irreparable pérdida de nuestro querido Juan Antonio. Qué duda cabe que, en estos momentos de dolor, su ausencia se hace tan enorme que a todos nos cuesta asimilarla, comprenderla, y mucho menos aceptarla, con toda una vida por delante que ofrecer a todos cuantos tuvimos la fortuna de conocer a Juan Antonio, pero siempre se nos quedarán grabadas sus ganas de vivir, su alegría, su entrega a los suyos, en definitiva, su hombría de bien. Para nosotros, la familia sevillista de Ubrique, ha significado un duro golpe, siendo como era Juan Antonio uno de los pilares básicos en el funcionamiento de nuestra entidad, pero en nada comparable nuestra pérdida a la vuestra, por lo que desde estas líneas pongo a vuestros servicio a toda la entidad para aquello que pudierais necesitar. Siempre se dice que se van los mejores, pero en esta caso se trata de la pura realidad y pasará mucho tiempo hasta que todos logremos asimilar su ausencia, pero no nos cabe la menor duda que ahora mismo estará en compañía de tantos buenos sevillistas que le antecedieron velando por su familia y por nuestra Peña, pues siempre permanecerá presente no sólo en nuestro recuerdo, sino que seguirá latiendo como uno más en el corazón blanquirrojo ubriqueño. Sin más, quiero mandaros nuestro más fuerte abrazo y reiteraros una vez más que aquí está vuestra Peña Sevillista de Ubrique para cuanto pudierais necesitar. José Martel Cintado Presidente de la Peña Sevillista de Ubrique.