Las fechas, sin saber por qué, marcan el destino de las personas, la muerte de un ser querido, el nacimiento de un hijo, una gran gesta. Con siete años empezaba a coleccionar los primeros cromos de fútbol; por otra parte no teníamos muchas más posibilidades, en un pueblo donde el despegue económico no se notó hasta años después. Por aquel entonces todos los chicos eran de equipos que paseaban sus glorias por Europa sin despeinarse, pero, hete aquí, que cayó en mis manos un cromo de un jugador, Román. Para un chaval de mi edad ver su apellido codearse con los Hita, Isabelo, Santos, Achúcarro, Eloy, Lora, me llevó a preguntar a mi padre, buen lector de periódicos, de ahí sus conocimientos, pero negado para el fútbol, lo suyo eran los toros. Yo vi de chaval a lo más granado del panorama taurino de la época. Mi padre me llevó donde se veían los toros mejor, con las piernas colgando -el que conociera la vieja plaza de toros de Ubrique, sabrá a lo que me refiero-; entre el toro y los aficionados no había más que una pared de dos metros y un fuerte alambre de acero, no existía el callejón, allí estaba yo. Bien, como decía, pregunté a mi padre que si conocía a ese hombre. Él, con la socarronería que le caracterizaba, me dijo sí, hombre, sí, ese es el primo Joaquín Román, que se fue a jugar al gran Sevilla C.F., que era como se llamaba entonces. Él no llegó a saber que aquel comentario impregnaría mi vida de un sentimiento de cariño hacía ese club, al que seguí y sigo con la ilusión de aquellos primeros años. La vida me lo quitó muy poco tiempo después de forma repentina. Román nunca fue familiar mío, pero no me importó esta mentira piadosa. Hoy este club cumple su centenario. Fecha inolvidable para mí, por otra cuestión bien distinta, el destino quiso regalarme un 14 de octubre también con un hijo, por lo que como decía al principio hay fechas que te marcan y mi destino queda unido a esta entidad ahora centenaria. Parafraseando a Martin Luther King, «anoche tuve un sueño », este es ver la gesta inolvidable de nuestro Sevilla F.C. ganar un título que lo alce a los lugares que por historia y afición le corresponde, ser respetado, porque amado ya lo es -una legión de fieles lo siguen y lo seguirán-, porque esta nomenclatura tiene algo que te engancha. Si la pasión no tuviese nombre habría que ponerle Sevilla. Por todo ello gracias y felicidades, que tu centenario solo sea la plataforma que se necesita para ser propulsado a los etéreos espacios y aunque nuestra galaxia está aquí, cruzando Eduardo Dato, nada menos, espero y es mi deseo que cumplas muchos más llenos de éxitos y también de pequeñas historias como la que acabo de contar, pues son esas las que hacen chicas las vitrinas del corazón. ¡¡¡Viva y Feliz Centenario Sevilla Fútbol Club!!! [Escrito publicado en «Blanco y Rojo» con motivo del centenario de SFC, 14 de octubre de 2005, en edición especial de 10.000 ejemplares la primera y 5.000 ejemplares la segunda tirada al día siguiente].